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martes, noviembre 08, 2016

Entrevista a Gabby De Cicco por Luciana Reif para 1 poeta 10 preguntas

1- Te definís como lesbiana, feminista, activista y periodista ¿Qué influencia tiene esto en tu escritura? ¿El yo poético siempre se construye a partir de esta marca identitaria?

Mi llegada al feminismo se dio de la mano de dos poetas lesbianas, Adrienne Rich y Diana Bellessi, a mediados de la década del 80. Sus poemas, sus búsquedas poéticas, en particular la realizada por Diana en su libro de poemas Eroica (1988) y en su antología de poetas norteamericanas (a las que tradujo) me abrieron una puerta para salir a jugar con la posible voz propia, para poder escribir desde mi deseo, desde mi visión del mundo. Yo me visibilizo como poeta lesbiana. En muchos de mis poemas se puede rastrear un yo poético que habla desde ese lugar. Desde mi escritura, digamos, periodísitica, bloguera, y por medio del activismo apuesto y trabajo por la visibilidad y por poder ser quien se es en libertad, intentando desmantelar el heteropatriarcado. Pero volviendo a la poesía, diría que esa marca identitaria no es lo único que sustenta mis búsquedas poéticas.


2- ¿Qué lugar ocupa la soledad en tu proceso de escritura? ¿Qué lugar la actividad colectiva?

La soledad es donde soy. Es ese espacio donde me re-armo para crear, para pensarme, para curarme del contacto con la mierda que muchas veces es la realidad que nos rodea: lesbicidios, femicidos, travesticidios, masacres, asesinatos de defensoras de derechos humanos, la coyuntura política. Pero desde esa soledad pienso y me veo en lo colectivo, en lo político. Participo en marchas, apoyo acciones, y desde mi laburo de comunicación en una organización feminista sigo al tanto de lo que pasa en el mundo. Mis actividades colectivas pasan más por lo artístico, por lo poético, que para mí es político. Participar en lo colectivo me permite formar parte de redes amorosas, solidarias, cómplices que son las que me/nos nuestren en la diaria.

En mi soledad me prepara el espacio para leer, para escribir. Mates, sahumerios, libros por alrededor, casi como un pase rabdomántico de lecturas. Disfruto mucho cuando puedo conectarme en ese momento con el lado creativo, más íntimo.


3- ¿Cual es el límite que tiene la literatura- si crees que lo tiene- a la hora de militar políticamente? o si preferís ¿La poesía es un mero artefacto que vehiculiza la ideología o hay algo más?

Si hay algo que va a limitar mi escritura, mi arte, entonces no es mi revolución.



4- ¿A partir de qué materia prima se desencadena principalmente tu escritura? ¿Una imagen, una canción, un pensamiento?

Usualmente es leyendo a otrxs poetas, o leyendo ensayos, esto suele movilizarme mucho. No la teoría dura, pero reflexiones de otrxs poetas, o críticos como Barthes que tienen ese lado casi lírico en su estilo. También se puede dar escuchando canciones, y eso se ve claramente en el libro que está por salir, «La tierra de los mil caballos».


5- ¿Escribir es trabajar? ¿Es válido reconocerse como sujeto de trabajo?

Escribir es trabajar, sin duda alguna. No es que nos sentamos a la sombra de un sicomoro a esperar que venga la musa. Son horas, días, noches de leer, de búsquedas materiales de libros, de ver cómo comprarlos, de dónde sacarlos, de intercambios con otras personas. Cuando empecé a coordinar talleres fue porque sentí: me muero por compartir lo que sé. Obvio que por aquel momento era muy pichonx, pero mi pasión, mi deseo me llevó a abrir las puertas de mi casa y comenzar con talleres de lecturas. Es totalmente válido, y hasta diría necesario, considerarse sujetx de trabajo.


6- En tu poemario Queerland el yo poético se construye a través de nombrarse, y nombrar su deseo como resto, marginal, fuera de la ley: ¿Qué lugar ocupa la escritura poética a la hora de construir nuestra identidad y nuestro deseo?

Queerland tiene, al menos, dos momentos. Y ellos difieren en años de escritura. La segunda parte, Literatura argentina, fue escrita durante los noventa, y son poemas que refieren a parte de mi infancia y mi adolescencia durante la última dictadura militar. La primera parte, homónima, es más reciente, escrita en entre 2003 y 2006, más o menos, y tiene que ver con cierta revisión que hice de mi feminismo, revisión basada en la lectura de la autora y pensadora francesa Monique Wittig.

En este libro es donde la identidad del yo poético es esquiva, fluida, sobre todo en esa primera parte. Para mí fue todo un desafío, pero sentía que no quería quedarme en un lugar fijo estancado, que no reflejara mi transmutación, mis cambios. Siento que lo logré de alguna manera.


7-Te llaman porque empezó la revolución y hoy mismo se derroca al patriarcado ¿Qué poeta llevás como emblema de la lucha y porque?

Ojalá recibiera esa llamada un día de estos, pero me parece que tendremos que esperar un tiempo largo. Pero de suceder llevaría llevaría poemas de autoras negras como Audre Lorde y June Jordan; del norte llevaría a Adrienne Rich, Margaret Atwood. De acá llevaría poemas de Macky Corbalán, Diana Bellessi, Mirta Rosenberg, María del Carmen Colombo, Susana Thénon, Alfonsina Storni.

De ellas aprendí que el nombrar, el hacer visible, desplegar el deseo, y escribir desde donde se está, con lo que se puede y con lo que se es, es decir, ser auténticx en la época en que se vive, es lo que hace pulsar nuestra poesía, y le da un poder en particular: levantar la voz, esa pequeña voz, como decía Diana, pero que se amplica en otras y otras, y produce las pequeñas pero necesarias revoluciones.

8- En tu próximo poemario La tierra de los mil caballos, el yo poético indaga y se afirma a partir de sus propias fisuras o de lo “tóxico de la libertad” como decís en un poema ¿Podés contarnos la experiencia de escritura de este libro?

Desde 1990 vengo zambullendome en la música y la escritura de Patti Smith. La tierra de los mil caballos se fue dibujando a partir de la lectura de Just kids, su libro de memorias, y de la re-escucha atenta de su disco Horses. Hace cuatro años atrás dicté un curso sobre su poética, y eso me llevó a laburar ese album tambien como un texto. Fue entonces cuando algunos poemas surgieron como diálogo con ella y esa puerta, esa reflexión fue derivando hacia lo que yo llamo “grieta interna” con la que convivo, y desde la cual, las pérdidas, el dolor, la esperanza surgen mixturados en estos textos.


9- ¿Hay que salir a patear el tablero y romper con los canones literarios o es válido lograr una escritura contundente y sincera tomando los recursos “hegemónicos” que ofrece la época?

Creo que hay que escribir con lo que se tiene y con lo que se puede, y siempre estar alerta y cuestionar los cánones literarios: ¿quién dice que tal o cual libro está dentro del canon o afuera? Hay que tenerse confianza, y dejar que la voz vaya surgiendo. A veces, viene muy bien patear el tablero, para ver las fichas de qué juego estaban jugando. Y creo que todos los recursos sirven si te ayudan a decir lo que querés decir, en ese momento. Para mí habría como un carpe diem de los recursos poéticos. Cada unx debe encontrar el/ los recursos que le sirvan aquí y ahora, y saber que quizá para el futuro, aquellos podrían cambiar. Me parece que lo más importante es la búsqueda, y practicar una escucha atenta con nuestra voz, y saber de sus necesidades, que a veces, no nos son tan claras.


10- ¿Con que poeta te irías de viaje, y que tipo de viaje sería?

El viaje sería con Ivana Romero para recorrer la Ruta 66 en Estados Unidos, y también recorrer New York y New Jersey. Viaje bien Bruce Springteen y Patti Smith.


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* Entrevista realizada por Luciana Reif, Noviembre del 2016
Originalmente publicada en: https://sites.google.com/site/10preguntaspara1poeta/gabby-de-cicco

lunes, marzo 30, 2009

No en mi nombre: la apostasía como una forma de resistencia

No en mi nombre: la apostasía como una forma de resistencia

A fines de marzo en Buenos Aires se realizará una apostasía colectiva en donde cientos de personas le pedirán a la Iglesia Católica que borre sus datos personales de sus registros. Conversamos con organizadoras de esta acción, también con Marta Alanis, representante de Católicas por el Derecho a Decidir y cómo es resistir y disentir desde el interior de la Iglesia, y con Alejandra Sardá-Chandiramani quien nos cuenta por qué decidió apostatar.

Por Gabriela De Cicco

"AWID: ¿Cómo surge la idea de realizar la apostasía?

Paula Torricella: A fines del año 2008 las feministas que participamos en la lista electrónica de la RIMA - Red Informativa de Mujeres de Argentina, rebalsábamos de indignación luego de que el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, vetara la ley promulgada hacía pocos días, apoyada por un amplísimo espectro político, que legalizaba el aborto hasta los tres meses de gestación. La Iglesia Católica había amenazado con excomulgar a los políticos que apoyaran la ley. ¿Se hizo eco Tabaré de esa amenaza o simplemente no resistió la tentación de imponer a todo el pueblo sus propias convicciones, católicas también? En cualquier caso, quedó en evidencia el poder de intervención que tiene la iglesia católica en la vida democrática, imponiendo sus dogmas sobre católicos y no católicos por igual y obstaculizando el ejercicio de la libre conciencia y la autonomía de ciudadanos y ciudadanas. Contra ese poder de intervención, absolutamente ilegítimo (aunque es un aparato político, nadie votó a la iglesia) es que quisimos manifestarnos.

En Argentina habíamos tenido episodios similares, aunque no tan simbólicos: la iglesia obstaculiza abortos que la ley permite, la distribución de anticonceptivos y la implementación de la educación sexual; insulta al colectivo LGTTBI y al mismo tiempo defiende abusadores, violadores, genocidas.
Creo que la idea de realizar una acción visible contra estas prácticas de la iglesia se coaguló con el veto de Tabaré, pero la indignación venía de antes.

Cecilia Galcerán: Es preciso remarcar que fueron feministas las que tomaron la posta de esta acción a la que inmediatamente se sumaron militantes y activistas ateo/as, activistas de movimientos de diversidad sexual y personas que no pertenecen a ninguna organización. Así el movimiento se puso a rodar por distintos espacios sociales, prendiendo rotundamente en aquellas personas, y en aquellos movimientos y organizaciones de lucha que son más concientes de la injerencia de esta institución opresora que es por definición la Iglesia Católica, en las políticas de derechos de humanos y ‘‘de humanas’’."

Puedes leerlo completo en AWID.
Página de la acción de apostasía.

lunes, julio 14, 2008

Margaret Atwood

Entrevista | Margaret Atwood
Antes de viajar a Buenos Aires para participar de una serie de conferencias sobre las aves, la escritora canadiense recibió a adn*CULTURA. Flamante ganadora del premio Príncipe de Asturias, candidata al premio Nobel, autora de novelas como
LANACION.com | ADN Cultura | Sábado 12 de julio de 2008

sábado, junio 28, 2008

Entrevista a Griselda Gambaro

"Desconfío de tanta aprobación"
Escribe y sacude como a los 30 años, pero cumple ocho décadas en pocos días. "Me alegra romper las convenciones", confiesa Gambaro, que reflexiona aquí sobre su teatro y narrativa, traducidos en todo el mundo. Mientras escribe un texto sobre la vejez ("los viejos e sorprenden, e fastidian y me conmueven ", dice), un homenaje multidisciplinario celebra su imaginario. Además, la opinión de Yusem, Banegas y Cervera sobre la obra de la autora de "La malasangre".

Por: Olga Cosentino



T rato de preservar mi pequeño lugar interior y no caer en lo que propone esta sociedad del éxito, que mezcla sin pudor la biblia y el calefón" dice Griselda Gambaro sentada frente a una estufa de leños, en su casa de la localidad suburbana de Don Bosco. Es la tarde helada y lluviosa que siguió al lanzamiento del homenaje que, durante junio y julio, le tributa el Centro Cultural Ricardo Rojas. Organizado por el responsable del área e danza, el coreógrafo Alejandro Cervera, el ciclo se inició con una charla de la escritora con la directora Laura Yusem y la actriz y directora Cristina Banegas, donde se anunció también la presentación de ¿Quién no es salvaje? , una coreografía de Mabel Dai Chee Chang inspirada en textos de Gambaro. La reflexión del comienzo responde a la pregunta sobre cómo procesa tantas expresiones de reconocimiento nacional e internacional quien, a despecho de decenas de premios, medio centenar de piezas teatrales representadas en el país y en el mundo, y una vasta obra narrativa, poética y ensayística, se define como una mujer tímida. "Me siento un poco incómoda, a decir verdad; me pregunto qué he hecho yo para merecer esto", ironiza con un recato que no le impide reconocer: "Claro que me gusta sentir el afecto de la gente, que conseguí con mi trabajo".

Es que Griselda Gambaro, que el 28 de julio cumplirá 80 años, sabe también de los rigores de la controversia y la incomprensión. Los conoció a poco de iniciarse en el oficio, cuando su obra El desatino subió a escena en el Instituto Di Tella, con dirección de Jorge Petraglia. "Ah, en aquel entonces, los adjetivos que me aplicaron fueron de lo más variado y suculento ", se ríe y evoca con el humor que recorre incluso sus textos más oscuros. Estrenada en 1965, la pieza innovaba tomando distancia del realismo y cuestionando la deshumanización que produce la costumbre en las relaciones cotidianas.

¿Cómo evalúa hoy aquel rechazo que, curiosamente, tuvo lugar en una época de oro para las vanguardias estéticas, como fueron los años 60?

Bueno, cuando se estrenó El desatino yo recién empezaba. Era, como quien dice, una "caída del catre". En teatro, sólo había escrito Las paredes , y estaba convencida de que mi obra iba a tener buena recepción. Para mí era de lectura accesible, con bastante humor negro. Pero no tenía experiencia con eso que llamamos el público; yo – –venía de la literatura, no del teatro. Me sorprendió el escándalo que produjo. En general, el público siempre es reacio a aceptar nuevos esquemas de percepción. A eso se sumó que era una época muy politizada y El desatino no parecía, a primera vista, una obra política. Se hizo una lectura prejuiciosa desde el realismo, al que hay que reconocerle, no obstante, un bien ganado prestigio. Y claro, la obra desconcertó con un lenguaje diferente, que desarrollaba escenas de forma algo inesperada. Por otra parte, tal vez haya molestado que fuese una mujer quien irrumpía con una voz distinta. Lo cierto es que la obra produjo un shock de rechazo.

También hubo un sector que valoró en su obra el advenimiento de un nuevo discurso poético y dramático.

Es cierto. Por eso será que ahora desconfío de tanta aprobación. Pero sí, para mí fue muy importante que el director del Di Tella, Roberto Villanueva, encontrara en la obra razones para llevarla a escena o que les gustara a críticos como Ernesto Schoo o Kive Staiff. Y viví como una novedad el hecho de que esas figuras que yo había imaginado sobre el papel se sostuvieran como personajes en el cuerpo de los actores.

Leer completo en Revita Ñ